Por Clovis Díaz de Oropeza F.
Desde una década atrás, continúan las invasiones violentas a las áreas protegidas; a tierras de las etnias de la selva y a dominios privados del Norte de Bolivia, sin que sean respetadas las leyes nacionales.
Parece que existiría un plan muy detallado, respecto a la ocupación ilegal y permanente de tierras, que respalda la movilización meticulosa de grupos, cuya capacidad es sorprendente para abrir nuevos caminos y construir casas en tiempo récord, sentando soberanía en las tierras avasalladas.
Otro factor, nos remonta a que las expropiaciones de tierra, son protagonizadas por personas armadas.
La ocupación constante, indica que las expropiaciones marcan una ruta determinada: los departamentos de Santa Cruz, Beni y Pando.
Si no fuera por las notas de la prensa nacional, denunciando tales ocupaciones, no nos enteraríamos de que, los avasalladores son capaces de edificar un pueblo en pocas horas, derribar árboles gigantes, abrir caminos con potentes tractores y hasta construir viviendas.
Capacidad que nos habla de un plan y movilización respaldados, se asume, por una base económica.
Entretanto, en sectores pertenecientes a la etnia de los guarayos, (Santa Cruz), surgen reacciones contra los avasalladores de tierras que en grupo de 200 personas armadas, ocuparon terrenos y quemaron un tractor.
La amenaza de los guarayos, de usar la fuerza para expulsar a los avasalladores podría ser el primer eslabón a seguir por otras personas del área, contra quienes usurpan territorio.
En otros términos, tal vez, está en puerta una especie de guerra entre propietarios y usurpadores de tierras.
La ministra de la Presidencia, María Nela Prada, expresó recientemente, que el gobierno de Luis Arce Catacora, rechaza cualquier acto de avasallamiento. Opinión que difiere de la del primer gobierno, cuyas autoridades tenían en mente avanzar al Norte, como lo están haciendo quienes invaden las tierras de Santa Cruz, Beni y Pando.